Al analizar la superficie del planeta, se puede estimar que un 71 % está cubierto de agua, y el restante 29 % es masa continental. Ahora bien, la superficie no equivale a la masa, por lo tanto, no podemos afirmar que la Tierra sea un 71 % de agua y el resto de tierra. Debemos ser un poco más específicos.
De la cantidad total, el 96,5 % es agua salada y se distribuye entre los océanos, mientras que el restante 3,5 % es agua dulce que se encuentra a nivel superficial en forma de ríos y arroyos, a nivel subterráneo en forma de acuíferos naturales, y en forma de hielo en los polos y cimas de montañas.
Actualmente, la energía representa uno de los mayores costes de producción en cualquier sector. Una de las formas más económicas y limpias de generar energía es a través del agua.
La energía hidroeléctrica supone un 20% de la electricidad generada en todo el mundo. En España, el 15% de la energía generada.
Además, la división del agua en hidrógeno y oxígeno presenta una alternativa a los combustibles fósiles.
Tal y como dijo Julio Verne en su novela “La isla misteriosa” (1874)
“¿Qué es lo que van a quemar en lugar de carbón? Agua, respondió Pencroft. El agua, descompuesta en sus elementos por la electricidad.
Sí, amigos míos, creo que algún día se empleará el agua como combustible, que el hidrógeno y el oxígeno de los que está formada, usados por separado o de forma conjunta, proporcionarán una fuente inagotable de luz y calor. El agua será el carbón del futuro”.
Y… ¿Cómo se produce hidrógeno a partir del agua?
Para la producción de hidrógeno es necesario realizar ciertas transformaciones térmicas, químicas o electroquímicas a partir de diferentes compuestos que sí abundan en la naturaleza, como son los hidrocarburos o el agua.
Para ello, se necesita una fuente de energía, “El hidrógeno será tan verde como la energía empleada en su producción”
El hidrógeno verde procede de fuentes de energía renovable y su uso como combustible no genera emisiones de CO2.
La electrolisis es la descomposición de agua (H2O) en oxígeno (O2) y en hidrógeno (H2) utilizando potencia eléctrica. El hidrógeno se produce en un electrolizador, necesitando únicamente agua y electricidad.
Este hidrógeno puede volver a transformarse en energía eléctrica mediante el uso de pilas de combustible, dispositivos electroquímicos capaces de convertir la energía química contenida en un combustible, como el hidrógeno, en energía eléctrica cuando sea necesario.
Y… ¿Para qué se puede utilizar el hidrógeno?
El hidrógeno es un portador de energía, por lo que sería un comodín para múltiples aplicaciones:
Gestión de la demanda eléctrica
- Permitiría mayor penetración de EERR, pues puede producirse hidrógeno en momentos de excedente renovable.
Producción de electricidad
- El hidrógeno almacenado puede reconvertirse de nuevo a electricidad, rellenando los huecos que puedan producirse en la generación eléctrica.
Combustibles sintéticos
- Descarbonización de la red de gas natural, por mezcla con gas sintético renovable.
- Sustitución del gas natural por hidrógeno renovable para generar calor de proceso en la industria.
- Producción de combustibles sintéticos para aplicaciones especiales, como la aviación.
Transporte
- Vehículos eléctricos con pila de combustible en sustitución de vehículos convencionales: coches, camiones, autobuses, trenes, barcos, etc.
- Descarbonización de la aviación (combustibles sintéticos).
- Descarbonización del sector marítimo y ferroviario mediante el uso de combustibles sintéticos renovables en motores convencionales.
Energía en la industria
Además, el hidrógeno verde permitiría reducir en un 50% la brecha entre las emisiones de CO2 del escenario tendencial (RTS) y el escenario objetivo de 2°C.