En el contexto de proyectos relacionados con la producción y aplicaciones del hidrógeno verde, los términos CAPEX (Capital Expenditure) y OPEX (Operational Expenditure) son indispensables.
En esta entrada de blog haremos un breve repaso de cómo estos dos componentes financieros interactúan en proyectos de hidrógeno renovable y cómo su correcta gestión puede ser determinante para el éxito a largo plazo. Comprender cómo balancear eficazmente el CAPEX y el OPEX es esencial para tomar decisiones estratégicas en la planificación y ejecución de este tipo de proyectos, ya que impactan directamente en la rentabilidad y la viabilidad económica.
Definición
CAPEX (Capital Expenditure): Se refiere a los gastos de capital necesarios para establecer la infraestructura inicial de un proyecto. Incluye la inversión en activos a largo plazo, como la compra de equipos, construcción de instalaciones, coste de ingeniería y tramitación de permisos. El CAPEX representa el desembolso financiero inicial que se necesita para poner en marcha el proyecto y establecer las bases operativas. El CAPEX de mantenimiento o reposición cubre las inversiones necesarias para sustituir el deterioro de los equipos e instalaciones.
OPEX (Operational Expenditure): este concepto hace referencia a los costes operativos continuos asociados con la ejecución y mantenimiento del proyecto a lo largo de su vida útil. Dentro del OPEX se incluyen gastos como el mantenimiento de equipos, el suministro de materias primas, la energía necesaria para operar, los salarios del personal y otros costes periódicos que permiten mantener en funcionamiento el proyecto de hidrógeno.
¿Cuáles son los costes de capital (CAPEX) en proyectos de H2 verde?
Cada proyecto tiene unas particularidades específicas que hacen muy difícil determinar los costes de capital de forma genérica. Pero para hacernos una idea, el CAPEX incluye el precio del terreno donde va a realizarse la instalación, los costes de diseño y construcción de la planta, los equipos de generación eléctrica renovable (turbinas, paneles FV…) el precio del electrolizador, el coste de los equipos de almacenamiento de H2…
El CAPEX final se suele dar en una unidad de moneda (Ej. 1,54 millones de €) y también como el coste de capital por unidad de potencia (Ej. O,96€/W)
¿Cuáles son los costes de operación (OPEX) en proyectos de H2 verde?
Una vez en funcionamiento la planta de producción de hidrógeno verde, entran en juego los costes que permiten que esa planta esté operativa.
Los elementos que incluye el OPEX son, entre otros, el precio de la electricidad con la que generas hidrógeno, el coste del agua, el coste de mantenimiento de los equipos, el coste de los salarios del personal que opera la fábrica, el posible alquiler del terreno/instalación…
El balance entre CAPEX y OPEX en un proyecto de H2
A lo largo de estos años en los que se han acuñado, y luego desdeñado , términos como la “economía del hidrógeno”, se ha discutido mucho sobre dogmas que también van evolucionando, o planteado preguntas que poco a poco se van respondiendo.
Muchas han sido las horas que se han invertido en discutir sobre el precio del hidrógeno, de si alguna vez serán o no rentables los proyectos de producción de hidrógeno verde o de si los electrolizadores (principal equipo para la producción del hidrógeno verde) alcanzarán un precio que permitan rentabilizarlos. Quizá el hecho de que haya existido tanta tertulia indique la necesidad de una aclaración y análisis que arroje un poco de luz a esta, ya casi caduca, discusión.
El nivel de madurez tecnológico
En las primeras fases del desarrollo del sector del hidrógeno, como pasa en cualquier sector emergente, el foco ha estado en el desarrollo de la tecnología hasta alcanzar niveles de prestaciones adecuadas. Con un nivel de madurez bajo, las primeras instalaciones, proyectos de demostración que poco a poco se parecen a lo que el futuro podría ser, han requerido de grandes inversiones. Producciones de equipos casi manuales y específicas para cada situación, largas horas de ingeniería, diseño e investigación que se han tenido que repercutir en el precio de los equipos, y la falta de experiencia en la operación y en la tramitación de permisos han hecho que estas primeras instalaciones sean muy intensivas en capital inicial.
La producción de escala reducirá el coste
Inevitablemente, el foco del sector ha estado en reducir estos costes de inversión buscando la estandarización y automatización en los procesos de producción masiva (o por lo menos mucho mayor) de los equipos para reducir sus precios. Esto se ha traducido en reducciones muy significativas en el precio de los principales equipos (electrolizadores, sobre todo, y en menor medida pilas de combustible) aunque la capacidad de producción aún no esté alcanzando lo que el mercado parece demandar (prueba de ello son los largos plazos que los fabricantes de electrolizadores están dando para entregarlos).
Pero una vez encarrilado el problema del coste de inversión—encarrilado , que no resuelto, pues aún se espera que se reduzcan más los precios—, el foco se está volcando sobre el coste de operación . Mejoras de diseño en la durabilidad —repercutiendo sobre los costes de mantenimiento—, y de eficiencia, han logrado reducir una partida presupuestaria que, sin embargo, sigue preocupando.
La operación de los electrolizadores (principal tecnología para la producción de hidrógeno verde) no es intensiva en personal, por lo que ahí no hay muchas posibilidades de mejora. El gran problema radica en el precio de la electricidad. E hidrógeno no es una fuente de energía, sino un vector energético pues, salvo en contadas excepciones, no se encuentra en la naturaleza libre para su uso, sino que hay que producirlo. Y si hablamos de hidrógeno verde y/o renovable, esto implica el uso de electricidad (también renovable) o de biogas/biomasa .
Dejando a un lado esta segunda ruta, el componente con mayor peso en el coste de producción del hidrógeno es el coste de la electricidad. Aunque se esperan avances en la eficiencia de los electrolizadores, este componente siempre va a suponer que el hidrógeno resulte más caro que la electricidad de partida (no entrando a discutir el beneficio que la posibilidad de almacenamiento del hidrógeno supone).
Si nos alejamos un poco y miramos el coste del hidrógeno para el consumidor final, otros costes de operación empiezan a surgir, de los que la compresión (o licuefacción) del hidrógeno y su transporte son los más significativos. También aquí se esperan mejoras, pero no se deben olvidar ni despreciar.
¿Invertir más en CAPEX o en OPEX?
Por lo tanto, si bien en el arranque de este sector, el coste de inversión era lo que más afectaba al precio del hidrógeno, según vamos avanzando en su desarrollo, son los costes de operación y mantenimiento los que están cobrando protagonismo, y estos últimos son mucho más difíciles de reducir que los de inversión.
Como resumen, el coste del hidrógeno verde es sobre todo el coste de la electricidad que utilicemos, por lo cual en la elección del electrolizador debe pesar mucho su eficiencia y no sólo su precio.
Enfoques de financiación. Estados Unidos y Europa
Aunque el sector va avanzando en madurez y acercándose a la fase de despliegue comercial, el coste del hidrógeno aún no puede competir con las fuentes de energía a las que quiere reemplazar. Tanto en usos industriales reemplazando al gas natural como en movilidad reemplazando al diésel, el hidrógeno sigue siendo sensiblemente más caro.
Pero, para lograr que el diferencial se reduzca, mientras otros factores como las políticas de descarbonización o de transición ecológica no impongan un cambio , el sector del hidrógeno necesita de financiación pública para su despliegue.
En una primera fase, cuando la tecnología estaba en un estado incipiente, programas para la subvención de proyectos de investigación eran esenciales. Si bien siempre van a ser necesarios porque la tecnología necesita de una mejora continua, según esta mejora, la financiación ha ido orientándose a cubrir los altos costes de inversión de los primeros grandes proyectos de demostración, tanto de producción de hidrógeno como de su uso en industria o en movilidad.
También los valles de hidrógeno están aglutinando grandes ayudas a la inversión para tratar de reducir la diferencia de coste de estas tecnologías limpias con las convencionales a las que reemplazan. En esta fase, tanto Estados Unidos como la Unión Europea mantenían tipos de ayuda parecidos, financiando sobre todo el coste de investigación y luego de inversión en los componentes clave de la cadena de valor del hidrógeno. Algunas diferencias siempre han existido, como la manera de ayudar a/exigir la implantación de vehículos de pila de combustible en California frente a la UE o el uso de incentivos fiscales mucho más agresivo en Estados Unidos en sectores como las carretillas elevadoras, pero eran las menos.
Nuevos enfoques
En este punto en el que, poco a poco, el sector se acerca a la fase de despliegue comercial la situación está cambiando. La UE se ha lanzado a programas de ayuda masiva al sector, manteniendo el foco en los costes de inversión, ayudando también a las fábricas de componentes clave como electrolizadores, intentando establecer sinergias entre proyectos a lo largo de todo el territorio de la Unión.
Con un enfoque mucho más simple y pragmático, Estados Unidos ha lanzado un programa de ayuda al usuario final, con el pago de 3 USD por kilogramo de hidrógeno, es decir, a los costes de operación. La UE ha reaccionado con una convocatoria piloto de una subasta de proyectos de producción de hidrógeno, también financiando el coste de operación.